Tengo Hambre de Ti-Rey de Reyes-Fiel12

jueves, 21 de agosto de 2008

LA MIRADA PUESTA EN CADA PERSONA

Pr. Cesar Castellanos

Está comprobado que el modelo de los doce es el que ha dado los más grandes resultados desde la época en que Jesús desarrolló su ministerio terrenal, y lo sigue haciendo en nuestro tiempo. El líder es la clave, esta fue la enseñanza que nos dio con su ejemplo el Señor Jesucristo, quien en el transcurrir de su vida ministerial, tuvo en cuenta a las personas no por lo que ellas aparentaban, si no por el potencial que él sabía que existía en cada una de ellas; un potencial que provenía del mismo soplo divino, pero que estaba apocado por las diferentes circunstancias que los habían embargado.

Aunque Jesús pudo haber vertido su vida en las multitudes, no lo hizo, sino que prefirió trabajar hábilmente en la formación del carácter de doce personas completamente diferentes las unas de las otras; y al igual que el alfarero con el barro, por tres años y medio le dio forma al carácter de cada uno de ellos, pudiendo expresar, como lo hizo Job: "tus manos me hicieron y me formaron"; razón por la cual, antes de ascender al cielo, el Señor reunió a sus discípulos y observó que faltaba algo para culminar la obra en ellos: el soplo divino para que pudieran hacer el trabajo evangelístico en las diferentes naciones de la tierra, y por eso les dijo: "....Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo" (Juan 20:21-22).

¿Cómo pudo lograr el Señor Jesús que doce personas sin cultura, sin educación, sin riquezas ni posición social, llegaran a convertirse en los pilares del cristianismo? La respuesta es sencilla: estas personas estuvieron dispuestas a dejarse moldear por Él.

Como lo explica el apóstol Pablo: "Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Porqué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? (Romanos 20-21).

No sabemos cuánto tiempo le tomó a Dios darle forma al cuerpo de Adán, pero sí sabemos que al Señor Jesús le tomó tres años y medio darle forma a las doce personas que había seleccionado, teniendo que cavar profundamente en sus vidas, así como el constructor que tiene que hacerlo según lo que desea construir. Al igual que el arquitecto que entrega una maqueta al constructor para que se sujete a lo que éste desea, del mismo modo Jesús tuvo que dejarles a sus discípulos un modelo de vida al que ellos deberían proyectarse. Pablo lo entendió perfectamente cuando dijo: "...hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo..." (Efesios 4:13).

A Jesús no le interesaba mucho que sus discípulos le expresaran admiración pues, lo que más deseaba, era que ellos llegaran a ser en todo semejantes a El. Aquellos apóstoles al tener contacto permanente con Jesús, fueron viendo en El un modelo que deberían alcanzar, aunque todos eran conscientes de que no lo podrían superar, deberían esforzarse por igualarlo: Pablo dijo: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (1 Corintios 11:1).

Jesús marcó la diferencia entre un líder lleno de fe y un líder religioso. El líder lleno de fe, es un ejemplo digno de imitar. Al líder religioso solo le importa la apariencia externa, y es de los que se justifican diciendo: No me mires a mí, porque como humanos fallamos, mire al Señor. Al primer grupo pertenecieron los apóstoles, al segundo grupo los fariseos. ¿En cual usted se siente más cómodo? La visión que Jesús estableció va más allá de una simple religiosidad, es el carácter de Cristo reproducido en nosotros, para que nosotros de igual modo lo reproduzcamos en otros.

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