ESPERANDO EN DIOS

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18).

Adán tuvo que esperar que Dios formara a Eva. No sabemos cuánto tiempo le demandó, quizás uno o dos años… quizás solo meses. Pero de lo que sí estamos seguros es que Dios tomó tiempo para trabajar en Eva. Todos tenemos que pasar un tiempo de espera en el cual Dios trabaja en la vida de esa otra persona para traerla a nosotros. La etapa de esperar es una de las más lindas, porque es ahí donde conocemos a muchas personas, es donde hacemos amigos y nos enfocamos en otras cosas.

LABRANDO

“Tomó, pues Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:15).

Dios nos ha dado un llamado que cumplir mientras esperamos que Él forme a ese compañero o compañera. El Padre nos coloca en ese huerto del ministerio; es nuestra función trabajar en él y hacer que sea multiplicado y prosperado. Muchos jóvenes se distraen con relaciones que no llegan a ningún lado; malgastan el precioso tiempo que Dios les ha dado para que crezcan en su ministerio. Decídete a que desde hoy invertirás tu precioso tiempo en crecer en la Visión, busca prepararte, pues es tiempo de labrar lo que Dios te ha confiado.



PACTO


“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).

Todo lo que se hace en el tiempo de Dios es perfecto. Mi padre ha hecho algo con cada una de sus hijas que nos ha ayudado a esperar el tiempo del Señor. Se trata de una cena que comparten el padre y la hija. La hizo conmigo cuando tenía unos quince años; luego con mis hermanas Lorena y Manuela cuando tenían trece, y con Sarita a los doce. En esa cena especial, se tomó el tiempo de explicarnos la importancia de cuidar nuestro corazón y de ser personas de pacto. Una persona de pacto es aquella que hace un voto, una promesa delante del Señor y pase lo que pase lucha por cumplir lo que ha prometido delante de Él.

El pacto que hicimos cada una de nosotras consistió en los siguientes tres puntos:

Nunca hacer nada en lo oculto.
Jamás comenzar una relación con un joven que no tenga mis mismos principios cristianos.
Saber esperar hasta después de cumplir los dieciocho años de edad para pensar en el área sentimental.

Cada una de nosotras hizo ese pacto, y puedo decir que ha sido una protección para nosotras. Durante la etapa de esperar lo que hicimos fue concentramos en el ministerio. El rey Salomón, quien fue conocido por su gran sabiduría, nos dice: “Todo tiene su tiempo”. Nosotras lo aprendimos, lo entendimos, lo creímos; hicimos una promesa y la cumplimos, y hemos visto que vale la pena cuidar el corazón.

¿Cómo está tu ministerio? ¿Sabías que el reflejo de tu carácter se ve en tu ministerio? Aprovecha tu tiempo al máximo; un día perdido son veinticuatro horas que jamás volverás a recuperar. Dios te ha dado una semilla en ese gran huerto que tiene para ti; esa semilla es tu célula. Tienes que labrarla y cuidarla, es tu responsabilidad. El Señor está mirándote desde los cielos, está viendo cómo cuidas lo que Él te ha confiado, “tu llamado”. Crece en Dios y en el llamado que Él te dio. Levanta una obra grande para Su gloria.

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